Ánimas Boreales nos regaló un trabajo fuera de lo común ; por su calidad musical, su esencia emocional y su forma de expresión. La música instrumental siempre me ha parecido la forma más pura de llegar al corazón y este disco no es la excepción. Y nos demuestra que para hacer música sólo es necesario querer expresar algo y gritarlo al mundo. Terminando de escuchar el disco, se parece a una obra, al estilo de las sinfonías compuestas por varios pasajes todos unidos por la misma esencia del autor. Además de que los arreglos orquestales son realmente joyas combinados con la fuerza del post-rock. La música de este músico tapatío debe ser escuchada por los verdaderos melómanos como un manifiesto, una obligación.
Comienza el viaje. Y las sombras comienzan a caer. Pero ellos vienen del futuro retornando al pasado porque se nota la tristeza, gracias a esos detalles de cintapa’tras. El preludio es Justo eso, la canción que nos da ambiente, que nos posiciona en este lugar llamado Ánimas Boreales. Pero no por eso vayan a creer que es una canción sólo de paso. El inicio se va tejiendo con figuras fijas en una progresión de acordes interesantes y que genera los cimientos de Lunas Rojas. Entran los tarolazos eléctricos que buscan ser sucios, que buscan generar distorsiones, buscan quitarle la titularidad a la guitarra en ese efecto. Hay muchos juegos musicales, conversaciones entre instrumentos. Todo va bien y de repente llega un silencio que se llena con una anacruza electrizada y comienza otra aventura. Nocturna ha llegado. Nos demuestra su poderío con una guitarra en distorsión y con la esencia roquera del todohaciabajo y una batería que te hace sentir estar ahí donde la grabaron. Es un caos, una muestra de la intensidad emocional que nos puede ofrecer Ánimas. Termina la distorsión y comienza lo clean, mapeos de violines y notitas detalladas en teclado. Nos levantan.
Comienza a correr el cassette y también lo que parece ser la improvisación. Se repite la guitarra, comienza de nuevo junto con la batería y la guitarra. De eso se trata Espontáneos. Una especie de jugar a lo diferente, a lo que venga y a dejarnos llevar. Esta rola combina un poco lo rítmico, al estilo rock colombiano, la buena vibra con las vueltas del jazz para terminar en una onda rocpunquetona de lo más amable. Una canción para ponerte de buenas en esos días que todo te sale mal, simplemente hay veces que nos debemos dejar llevar.
Ojos Galácticos es una rola que me encantó desde el principio. Te envuelve su sonido desde el inicio, con unas ondas poderosas que hacen vibrar los vidrios. Y su densidad en cada compás, nos demuestra que a veces la rolas tienen más profundidad de lo que se cree. Sale un órgano como actor principal de la primera parte donde el sonido sesentero. Me encanta la progresión de partes, es un placer ir descubriendo los lugares que se nos va presentando. Cada una tiene su dinámica pero parten siempre de un mismo árbol. De una misma raíz. Esa es la magia que nos contagia Ánimas Boreales.
Y por fin llegamos a Lunas Rojas, la canción que le da nombre al disco. La guitarra como en la mayoría de las canciones es la que nos va llevando de la mano a lo que parece ser un bosque iluminado por esa luz particular que se da en ocasiones especiales. Se alcanza a escuchar el susurro de la naturaleza atrás. Y cómo se va esparciendo el eco de los instrumentos entre las ramas. Dejándonos una sensación de libertad, de aprender que la vida sólo es hoy y que todavía estamos aquí y debemos de aprovecharlo. Es una canción que atrapa y conmueve, podría fácilmente ser el soundtrack de alguna película donde alguien se descubra vivo.
Y cada luna siempre va a tener su Sol Oculto. Me parece que no fue una decisión aleatoria ponerlas juntas. Sino que son parte de la misma esencia de la misma naturaleza. En la oscuridad de la noche, nos describirnos, nos detuvimos a ver el tiempo y al llegar la mañana nos aventamos, nos arrojamos a la realidad pero de alguna manera renovados, nuevos. Es esa energía de querer comernos el mundo que muchas veces se nos olvida tener.
Millones de Años después es la última canción del trabajo. Tiene una esencia melancólica bastante bien trabajada, con una progresión de acordes que se va enriqueciendo con el paso del tiempo gracias a los instrumentos que se van incorporando. Se va escapando el tiempo y con ello también crece la intensidad. Una canción emocionante que llega a aplastar tu pecho de lo que te logra producir; por lo que fuimos y ya no volveremos a ser.