Hablamos con Catastrófe Club antes de irnos de vacaciones, y tuvimos la oportunidad de disfrutar de su música en esos tiempos de supuesta calma, sólo para darnos cuenta que siempre vamos a preferir la ilusión. Esa es la sensación que me generó escuchar Ejercicios de Visión, el segundo álbum del Club. Es una invitación a ver, a abrir los ojos, a ejercitar nuestras pupilas y alejarnos de lo borroso. A dejar de lado la charlatanería, la politiquería, los idealismos y atrevernos a ver la realidad tal cual es. Un proyecto que no se limita a la música sino que busca una conjugación armónica del arte como un conjunto sin fronteras. Un experimento que está en perpetúa búsqueda, en perpetúa agitación y en perpetúa revuelta. Unas respuestas que van más allá de las palabras.
Cuáles son tus influencias?
En realidad, podríamos decir que nuestra influencia más directa es la gente de la calle, nuestros vecinos de escalera, las noticias de la prensa, lo que vemos en las redes sociales y, en general, la lamentable actitud de los seres humanos de esta sociedad, destruyéndolo todo a su paso y generando una catástrofe que ya está llegando. También son referentes para nosotros muchísimos proyectos culturales o artísticos que vemos desarrollarse en diferentes lugares del mundo y que tienen una intención transformadora.
Lo único que hacemos nosotros es cantar a esa catástrofe que viene mediante letras, videos y músicas. Nunca nos hemos planteado crear desde un estilo musical concreto ni hacer música de un determinado tipo. Las decenas, tal vez cientos, de artistas y bandas con las que hemos crecido, están ahí, en nuestras mentes, en nuestros corazones, pero ninguno de ellos es un referente en particular. Sería absurdo e injusto destacar unos por encima de otros dentro de un espectro que, además, resulta brutalmente ecléctico.
Qué intentas crear con la música?
Catástrofe Club es una prolongación de nuestras añejas e interminables sobremesas, donde los dos nos sentábamos, charlábamos y nos desgarrábamos las vestiduras -y lo seguimos haciendo hoy en día- intentando comprender una y otra vez, sin conseguirlo, la atroz y miserable actitud de los seres humanos en nuestra sociedad. Con nuestra música y nuestros visuales intentamos generar un espacio donde compartir con los espectadores el placer de contemplar cómo se acerca la catástrofe que entre todos, desde nuestra ignorancia y mezquindad, estamos generando y esperar con ellos el día que esa catástrofe llegue y nos devore a todos.
Para ti, qué género consideras que es tu música?
Nosotros no entendemos Catástrofe Club como una banda al uso. Quizá nos sentimos más cercanos al espíritu de aquellos titiriteros ancestrales que iban de pueblo en pueblo con su guiñol mostrando sus cuentos y sus historias. Más que canciones, lo que intentamos en cada tema -especialmente en directo, donde cada tema se apoya con un visual- es transmitir una idea, un concepto o, para sintetizarlo mejor, un sketch. Siendo así, las ideas son el eje que vertebra nuestras propuestas. De manera que, a pesar que se nos relaciona a menudo con el underground electrónico o con el pop de autoproducción electrónico, lo que hacemos es simplemente dotar cada idea de un envoltorio musical que la ayude a desarrollarse de manera coherente, no consensuamos ningún estilo para crear.
Habla un poco sobre tu trayectoria
Los seres humanos estamos generando una catástrofe que se va acercando, aun sin ser demasiado conscientes de ello. Nuestro ego, nuestro orgullo y nuestra estupidez nos tienen dormidos y han acabado por convertirnos en seres inconscientes, en una especie de muertos vivientes con trayectorias vitales sin sentido. Ese concepto es lo que nos llevó a desarrollar nuestro primer trabajo, titulado “Galletas”, que vio la luz en 2015 mediante a la edición en CD por parte de Molusco Discos y un espectáculo visual del mismo título, con el que tuvimos ocasión de rodar por buena parte de la geografía española. En aquel primer trabajo nos dirigíamos al espectador, denunciando su pasividad social, acusándole de no hacer nada mientras la humanidad se hunde.
Muchos espectadores salían de nuestro primer espectáculo agradeciéndonos que les hubiéramos agitado la conciencia y nos confesaban que les habíamos hecho sentir mal, incluso culpables. En ese momento entendimos que habíamos conseguido lo que nos proponíamos, porque ese y no otro es el objetivo de Catástrofe Club.
Aquella gratificante experiencia nos llevó a trabajar en nuestro segundo álbum,“Ejercicios de visión”, recientemente editado por Hidden Track Records y que ha podido ver la luz en forma de CD y también de vinilo. Actualmente estamos embarcados en la presentación de este nuevo álbum y espectáculo, que inciden también en el espectador para culparle por su absoluta ceguera. De hecho, la frase angular del disco es “no te estás enterando de nada”.
Cómo ves tu proyecto en 5 años?
Nos cuesta de creer, pero a medida que pasan los años vemos la sociedad que nos envuelve haciendo cosas más perversas e increíbles; estos días hemos visto altas instituciones norteamericanas separando a niños de sus padres por “motivos migratorios” y “almácenándolos” en jaulas -lo cual parece más cercano a una novela distópica que a una supuesta vida real- sin que casi nadie en nuestra sociedad se opusiera a ello. Cada vez que creemos que hemos alcanzado el zénit de lo imaginable, la sociedad nos sorprende con alguna barbaridad más atroz y vomitiva que la anterior. Y como complemento a todo ello, observamos que la mayoría de gente, se encierra en sus hogares, silenciosos, sin hacer nada, sin decir nada.
Todo ello nos obliga a decir cosas, porque no entenderíamos nuestras propias vidas sin reivindicar de una u otra forma. No sabemos si dentro de 5 años estaremos haciendo canciones, escribiendo películas o rodando cortometrajes. Lo que sí sabemos es que, en algún u otro formato, Catástrofe Club deberá seguir interpelando al espectador, retratando sus miserias -y las nuestras- y preguntándole por qué no está haciendo nada, por qué sigue siendo cómplice de toda esa barbarie.
Están trabajando en algo nuevo?
Ahora estamos centrados en el nuevo espectáculo, ejecutando algunos ajustes finales del mismo. Aunque por nuestras cabezas ya asoman algunos lejanos indicios de lo que podrían ser nuevos motivos de creación -y por nuestra piel va subiendo el cabreo y la incomprensión cada vez que observamos la actitud de nuestros vecinos y nuestra sociedad-. Pero por ahora preferimos respirar un poco, disfrutar del trabajo recién salido del horno y entregarnos a fondo a nuestro discurso actual: “no te estás enterando de nada”.